jueves, 14 de abril de 2011

La guerra

En el año 29 a.c. estalla la guerra contra las tribus cantabras y astures. El procónsul de Hispania, Statilio Tauro, fracasa ese año en la conquista, al igual que su predecesor Sexto Apuleyo.

Se piensa que las guerras se llevaron a cabo principalmente en la zona de la meseta leonesa y burgalesa, quedando la zona de Galicia pacificada sin muchas dificultades.

En el año 27 a.c. Augusto llega a Tarraco, donde celebra su octavo consulado, manda abrir las puertas del templo de Jano (este hecho marcaba el comienzo de una guerra en el mundo romano) y decide dividir Hispania en tres provincias: Ulterior, Citerior y Lusitania. La zona de guerra quedó en las dos últimas provincias (bajo control del Princeps Cesar Augusto), mientras que la Ulterior dependía del Senado.

En el año 26 a.c. Augusto monta su campamento en Segisamo (Sasamón, Burgos), donde acampa con la Legio III Macedonica.

En estas campañas se emplean dos ejércitos. Uno al oeste (zona de Zamora y León), bajo el mando de Publio Carisio. El otro era comandado por el propio Augusto por el este (zona de Burgos, León y Cantabria). Se conoce la participación de las Legiones II Augusta, III Augusta, III Macedonica, V Alaudae, VI Victrix, IX Hispana y X Gemina.

Estas legiones estaban apoyadas por tropas auxiliares, es de suponer que de un tamaño equivalente, dada la practica romana. El total de hombres se podría cifrar en unos 70.000.

Augusto dividió sus tropas en tres columnas que atacaron a los cantabros. La central avanzó siguiendo lo que hoy en día es la línea férrea Madrid- Santander. Los cantabros fueron derrotados cerca de Vellica (cercanías de Aguilar de Campoo) y huyeron a la Cordillera Cantábrica, refugiándose en el Mons Vindius (probablemente se encuentra en los Picos de Europa o en la zona de peña Prieta y Sierra de Hijar), donde fueron derrotados.

Augusto se introduce en Cantabria por Reinosa y toma la ciudad de Aracillium (Aradillos), después de un cerco. Aquí fue ayudado por desembarcos en la retaguardia cantabra, en la ría de Suances y Santander. Es probable que alguna columna romana penetrara en la zona oriental de Asturias, apoyada por desembarcos en la zona de Nueva, en Llanes. Después de estos hechos Augusto se va a Tarragona, con su salud quebrantada, dejando el Ejército en manos de Antistio.

En el 25 a.c. Carisio tiene tres campamentos de invierno romanos en las riberas del Astura (Esla). Los astures planean atacarlos por sorpresa, pero son traicionados por los brigaecini (de Benavente), que delatan sus planes a Carisio. Los astures son derrotados en campo abierto y se refugian en la ciudad de Lancia (Villasabariego, a 10 km. de León). Después de un terrible asedio, Lancia capitula y la ciudad es arrasada por los legionarios.

Aparece en escena el último episodio singular de estas guerras, El Mons Medullius.

Aquí se produce otro cerco, donde las legiones rodean el monte con un foso de 15 millas romanas, terminando con el suicidio en masa de los astures sitiados. La ubicación de este monte varia entre la zona de las Medulas (Bierzo) y Peña Sagra (este de León). En ese tiempo es posible que se produjera el avance hacia lo que hoy en día es la Asturias central. Por lo menos una columna romana progresa por el puerto de la Mesa y otra por Pajares (vía de la Carisa). No existen testimonios históricos de fuerte lucha en estos avances, ya que el grueso de los astures habría sido derrotado en las batallas anteriores, aunque seguramente los legionarios se encontrarían con emboscadas y pequeñas batallas en su progresión.

Después de estos combates Carisio licencia a parte de los soldados de la V Alaudae y la X, con los que funda en el 25 a.c. la ciudad de Emerita Augusta (Mérida). Ese mismo año Augusto regresa a Roma, ordena cerrar las puertas del templo de Jano y se niega a celebrar el triunfo correspondiente que el Senado le propuso, en una hábil maniobra política que intenta demostrar su humildad como servidor de Roma.

Pero en el 24 a.c los astures se sublevan y el gobernador de la Citerior, Lamia, los reprime duramente, devastando campos, castros y cortando las manos de los prisioneros.

En el 22 a.c. se reproduce el levantamiento pero Furrio y Carisio restablecen el orden.

Parece ser que después se produce una revuelta en Cantabria, donde los cantabros atacan los campamentos romanos con éxito, siendo enviado a Hispania el mejor general de Augusto, Agripa, quien acaba violentamente con la revuelta en el 19 a.c., arrasando las tierras y ajusticiando a los alzados.

En el 16 a.c. existen noticias de pequeños incidentes en la zona de las costas asturianas y gallegas, seguramente cuando los romanos estaban acabando de ocupar y pacificar el país.

Roma mantuvo tres legiones vigilando el norte de Hispania. Eran la VI Victrix en Braga, la X Gemina en Rosinos de Vidriales (Zamora) y la V Macedonica en Herrera de Pisuerga (Palencia). En el 68 d.c. son reemplazadas por la VII Gemina, acuartelada en León, con cohortes y vexillationes en Galicia, Asturias y Cantabria. Esta legión se dedicó a proteger la producción y el transporte del oro hispano, la principal fuente de este metal para la economía romana.

Finalmente Asturia y Gallaecia pasaron a formar parte de la provincia Tarraconense, cuando Hispania fue reagrupada en tres provincias (Tarraconensis, Lusitania y Baetica).