jueves, 14 de abril de 2011

Las tribus del norte

Las tribus de los astures y los cantabros aparecen retratadas, por los historiadores romanos (Tito Livio, Floro, Orosio, Estrabon, Suetonio y Tácito), como unos pueblos salvajes, rudos y belicosos. Sin embargo estos pueblos no eran diferentes de sus vecinos del sur. Se encontraban en una fase de progreso de su cultura, comenzaban a utilizar monedas, molinos giratorios y las defensas de sus castros se habían mejorado.

Las tácticas guerreras de estas gentes se basaban en la lucha de guerrillas, mediante emboscadas y la utilización de armas arrojadizas. Sus armas eran la jabalina, el hacha de doble filo, el puñal y la falcata ibérica (una espada de un solo filo). Solían llevar un escudo pequeño de cuero y madera (caetra). Se protegían con corazas de cuero, lino o pieles de animales sin curtir y endurecidas. Sus tácticas y armas eran claramente inferiores a las romanas.

Su forma de vida se basaba en la agricultura y ganadería, agrupados en pequeños castros en las alturas dominantes. Solían realizar incursiones y pequeñas guerras contra otras tribus. A veces se aliaban temporalmente con sus vecinos cuando sobrevenía un peligro general, como el caso de la lucha contra Roma, aunque no podemos esperar que tuvieran un mando táctico único.