Las tácticas guerreras de estas gentes se basaban en la lucha de guerrillas, mediante emboscadas y la utilización de armas arrojadizas. Sus armas eran la jabalina, el hacha de doble filo, el puñal y la falcata ibérica (una espada de un solo filo). Solían llevar un escudo pequeño de cuero y madera (caetra). Se protegían con corazas de cuero, lino o pieles de animales sin curtir y endurecidas. Sus tácticas y armas eran claramente inferiores a las romanas.
Su forma de vida se basaba en la agricultura y ganadería, agrupados en pequeños castros en las alturas dominantes. Solían realizar incursiones y pequeñas guerras contra otras tribus. A veces se aliaban temporalmente con sus vecinos cuando sobrevenía un peligro general, como el caso de la lucha contra Roma, aunque no podemos esperar que tuvieran un mando táctico único.